Este psicópata encantador: cómo detectar a los predadores sociales antes de que ataquen

Por David Kosson el 5 de diciembre, 2017 en Investigación en Psicopatía, Recursos para las Víctimas/Sobrevivientes

Por Robert D. Hare, Ph.D

(Reproducido con permiso ©2007 “Psychology Today” todos los derechos reservados.) (Agregado nuevamente 2007 debido a una falla en el Sitio Web)

Jeffrey Dahmer. Ted Bundy. Hannibal Lecter. Estos son psicópatas cuya asombrosa falta de conciencia vemos en las películas y en los periódicos amarillistas. Sin embargo, como este escrito deja claro, estos predadores, tanto hombres como mujeres, persiguen nuestras vidas cotidianas en el trabajo, en el hogar y en las relaciones. Acá explicaremos como encontrarlos antes de que ellos los encuentren a ustedes.

Ella lo conoció en una lavandería en Londres. Él era amistoso, con apariencia de honesto y se llevaron bien de inmediato. Desde el principio ella pensó que él era muy chistoso. Por supuesto, ella había estado solitaria. El clima era malo y había agua nieve y ella no conocía a nadie en el este del Atlántico. “La soledad del viajero”, Dan dijo en voz baja durante la cena, “es la peor”. Después de los postres, él se mostró muy avergonzado al descubrir que había salido sin su billetera. Ella pagó la cena con gusto. En el pub, entre trago y trago, él le dijo que era traductor de las Naciones Unidas. Y en el presente estaba entre trabajos. Esa semana se juntaron cuatro veces y cinco la siguiente semana. No pasó mucho tiempo antes de que él se hubiese ido a vivir con Elsa. A pesar de que no era esa su forma de ser, la verdad era que ella se estaba divirtiendo como nunca.

Sin embargo, había detalles sin explicación, de los que no se hablaba y que ella sacó de su mente. Él nunca la invitaba a su casa, ella nunca conoció a sus amigos. Una noche él trajo a casa una caja cerrada llena con cintas grabadas envueltas en plástico directo de la fábrica; unos días después ya no estaban más. Una noche ella llegó a casa y encontró tres televisores arrumbados en un rincón y todo lo que el dijo como explicación fue “los estoy guardando para un amigo”. Cuando ella pedía más explicaciones él simplemente se encogía de hombros. En cierta ocasión él se quedó fuera por tres días y cuando ella llegó a media mañana a casa, lo encontró durmiendo en la cama: “¿Dónde has estado?” Ella dijo en voz alta. “He estado tan preocupada ¿dónde estabas?” Despertándose la miró molesto “Nunca me preguntes eso” le espetó “No te lo tolero. Dónde voy, lo que hago, con quien lo hago, no es asunto tuyo, Elsa, así que no preguntes”. Parecía una persona diferente. Pero luego se calmó, se desperezó y se acercó a ella “Yo se que te duele” le dijo con la amabilidad de conversaciones anteriores “pero los celos son una enfermedad, espera a que se te pasen; y se te pasarán mi amor, se te pasarán”. De la misma forma en que una gata langüetea a sus gatitos, la convenció para que volviera a confiar en él. Una noche ella le preguntó gentilmente si él podía ir a la esquina y traerle helado. Él no respondió y cuando ella lo miró, lo encontró mirándola fijamente con rabia en la mirada “siempre conseguiste todo lo que querías ¿verdad?” le preguntó en una forma extraña y sarcástica. “Cualquier cosa que la pequeña Elsa quería, siempre alguien saltaba corriendo y se lo traía ¿no es así?”. “¿Estás bromeando? Yo no soy así, ¿de qué estás hablando” Él se levantó de su silla y salió de la casa, ella nunca más lo volvió a ver.

Hay una clase de personas que han existido siempre y que se encuentran en todas las razas, culturas, sociedades y en la vida misma. Todos han conocido a estas personas, han sido engañados y manipulados por ellos, y se han visto obligados a vivir con ellos o a reparar el daño que han sufrido. Esos individuos, a menudo, encantadores, pero siempre mortales, tienen un nombre clínico: psicópatas. Su sello de identidad es una asombrosa falta de conciencia; su afán en la vida es la autogratificación a costa de otras personas. Muchos pasan algún tiempo en la cárcel, pero muchos otros nunca van presos. Y todos toman mucho más de lo que dan.

La expresión más obvia de la psicopatía, pero no la única, implica la violación fragrante de las reglas de la sociedad. No es sorprendente que muchos psicópatas sean criminales, pero muchos otros se las arreglan para no ir a prisión, usando su encanto, su habilidad para mimetizarse cual camaleones para quebrar muchas normas sociales, dejando a su paso una multitud de vidas arruinadas.

Una parte importante de mis veinticinco años de búsqueda de respuestas a este enigma ha estado concentrada en desarrollar una forma precisa de detectar a los psicópatas entre nosotros. La evaluación y la categorización, por supuesto, son fundamentales en cualquier empresa científica, pero las implicaciones de ser capaz de detectar a los psicópatas no sólo son académicas, sino también prácticas. Para decirlo en palabras sencillas, si no podemos detectarlos, estamos condenados a ser sus víctimas, tanto individual como socialmente.

Mi trabajo en la búsqueda de psicópatas comenzó en los años 60s en el departamento de Psicología de la Universidad de British Columbia. Allí, mi creciente interés en la psicopatía se fusionó con mi experiencia de trabajar con ellos en la cárcel. Esto constituyó lo que ha sido el trabajo de mi vida. Reuní un grupo de clínicos que pudiesen identificar a los psicópatas en la población carcelaria mediante entrevistas largas y detalladas, además de un estudio profundo de la información de los expedientes existentes. A partir de esto desarrollé una herramienta altamente confiable que cualquier clínico o investigador puede usar y que entrega un perfil con múltiples detalles del trastorno de personalidad llamado psicopatía. El instrumento usado para evaluar la psicopatía se llama “The Psychopathy Chekclist” (Multi-Health Systems; 1991)

Este instrumento se utiliza en el presente a nivel mundial y provee a los clínicos e investigadores una forma de distinguir con razonable certeza a los verdaderos psicópatas de aquellos que simplemente quebrantan las reglas. Lo que sigue es un resumen general de los rasgos claves del comportamiento de los psicópatas. No use estos síntomas para diagnosticarse usted o a otros. El diagnóstico requiere formación especial y el acceso al manual de puntuación formal. Si usted sospecha que alguien cercano a usted corresponde al perfil acá descrito, y es importante para usted que contar con una opinión experta, debe obtener los servicios de una persona calificada y formada que sea psicólogo o psiquiatra forense. También tenga presente que algunas personas que no son psicópatas pueden tener algunos de los síntomas descritos acá. Muchas personas son impulsivas, encantadoras o frías y sin emociones, pero eso no significa que sean psicópatas. La psicopatía es un síndrome, es decir, un grupo de síntomas relacionados entre sí.

SÍNTOMAS CLAVES DE LA PSICOPATÍA
INTERPERSONAL

EMOCIONAL

DESVIACIÓN SOCIAL
Encantadores y superficiales Impulsivos
Egocéntricos y grandiosos Mal control conductual
Falta de remordimiento y culpa Necesidad de sentir emociones fuertes
Falta de empatía Irresponsables
Mentirosos y manipuladores Problemas conductuales precoces
Emociones poco profundas Comportamiento antisocial adulto

 

Encanto y superficialidad 

A menudo los psicópatas son volubles y con gran facilidad verbal. Pueden ser entretenidos y grandes conversadores, siempre listos con una respuesta ingeniosa y capaces de contar historias convincentes, pero poco probables que los dejan a ellos muy bien parados. Pueden ser muy eficaces en presentarse a sí mismos y con frecuencia son simpáticos e incluso encantadores. Uno de mis evaluadores describió una entrevista que realizó con uno de los prisioneros: “me senté y saqué mi libreta de apuntes” me dijo “y lo primero que el este sujeto me dijo fue que yo tenía ojos muy hermosos. Durante la entrevista me insinuó varios piropos respecto de mi apariencia, de tal manera que cuando ya tenía la entrevista lista me estaba sintiendo inusualmente…bueno…bonita. Yo soy una persona cautelosa, especialmente en el trabajo y generalmente puedo detectar a alguien que es falso. Cuando salí de allí, no podía creer que había caído en semejantes redes”

Egocéntrico y grandioso

Los psicópatas tienen una visión de sí mismos y de su propia valía narcisista y grandemente aumentada, un egocentrismo y un sentido de empoderamiento realmente asombroso. Se ven como el centro del universo y justifican el vivir de acuerdo a sus propias reglas desde allí “no se trata de que no cumpla la ley” dijo una de las mujeres entrevistadas “yo cumplo mis propias reglas. Nunca violo mis reglas” y luego procedió a describir estas reglas en términos de “estar buscando al número uno”.

A menudo los psicópatas dicen tener metas específicas, pero no se preocupan de tener las calificaciones adecuadas que se requieren para cumplir estas metas, no tienen idea de cómo lograrlas y muy pocas o ninguna posibilidad de lograrlas dado sus antecedentes y la falta constante de interés en la educación formal. El preso psicópata puede describir planes vagos para transformarse en abogado con el fin de defender a los pobres o en un magnate inmobiliario. Un interno, que no tenía mucha educación, se las arregló para tener el título de propiedad de un libro que estaba escribiendo acerca de sí mismo y ya contaba el dinero que este libro le traería dado que se transformaría en un best seller de acuerdo con él.

Falta de remordimiento o culpa

Los psicópatas muestran una asombrosa falta de preocupación por los efectos de sus actos sobre los demás sin importar lo devastadores que estos puedan ser. Pueden aparecer completamente sinceros respecto del tema diciendo con mucha calma que no sienten culpa y que no lamentan haber causado daño, y que no existe ninguna razón para estar preocupados. Cuando se les pregunta si lamentaban haber apuñalado a una víctima de un robo que luego tuvo que estar hospitalizada como resultados de las heridas que le propinó, uno de los sujetos respondió “Seamos claros, él pasó unos pocos meses en el hospital, mientras yo me pudro acá. Si hubiese querido matarlo podría haberle rebanado la garganta. Ese es el tipo de persona que soy; lo dejé vivir” Su falta de remordimiento o culpa está asociada a una capacidad notable para racionalizar su conducta, para negar las responsabilidades por los actos que causan horror y desilusión a la familia, amigos y otros. A menudo tienen buenas excusas para su conducta y en algunos casos pueden negar completamente el haberla cometido.

Carente de empatía

Muchas de las características que despliegan los psicópatas se asocian profundamente con una profunda falta de empatía y la incapacidad de construir un “facsímil” mental y emocional de otra persona. Parecen absolutamente incapaces de “ponerse en sus zapatos” excepto en un sentido meramente intelectual. Son completamente indiferentes a los derechos y sufrimientos de no sólo de sus familias sino también de los extraños a ellos. Si mantienen algún tipo de vínculo es sólo porque ven a la familia como posesiones. Uno de nuestros sujetos le permitió a su novio abusar sexualmente de su hija de 5 años porque “me agotaba, yo no tenía ganas de tener más sexo esa noche”. La mujer luego no podía comprender porque las autoridades habían puesto a su hija en un sistema de protección.

Mentirosos y manipuladores

Con su ponderosa imaginación centrada en sí mismos, los psicópatas no se inmutan por la posibilidad o incluso la certeza, de ser descubiertos. Cuando son atrapados en una mentira o confrontados con la verdad, rara vez se muestran perplejos o avergonzados, simplemente cambian la historia o intentan acomodar los hechos de modo que parezcan consistentes con la mentira que han contado. El resultado es una serie de afirmaciones contradictorias y un interlocutor completamente confuso. Los psicópatas se muestran orgullosos de su capacidad de mentir. Cuando se les pregunta si mienten con facilidad, una mujer respondió riéndose “soy la mejor. Creo que es porque en ocasiones admito algo malo respecto de mí misma y los demás piensan, “bueno si ella admite eso de sí misma, debe estar diciendo la verdad respecto de todo lo demás””

Emociones poco profundas

Los psicópatas parecen sufrir de una pobreza emocional que limita el rango y la profundidad de sus sentimientos. Hay momentos en que se ven como fríos y poco emocionales, a la vez que pueden ser propensos a despliegues dramáticos, superficiales y de corta duración de algunas emociones. Los observadores cuidadosos quedan con la impresión de que están actuando y de que hay muy poco bajo la superficie. Un psicópata en nuestras investigaciones dijo que en realidad no comprendía lo que las demás personas querían decir cuando hablaban de miedo. “Cuando robo un banco” dijo “me doy cuenta que el cajero está temblando. Una cajera vomitó arriba de la plata, debe haber estado bien jodida por dentro, pero no sé por qué. Si alguien me apuntara con un arma, me imagino que tendría miedo, pero no vomitaría” Cuando se le preguntó si alguna vez había sentido que su corazón latía con más fuerza o que su estómago se contraía, contestó “por supuesto, no soy un robot. Me siento realmente acelerado cuando tengo sexo o cuando me meto en una pelea”

Impulsivos

Es poco probable que los psicópatas pasen mucho tiempo sopesando los pros y los contras de un curso de acción o considerando las posibles consecuencias. “Lo hice porque me dio la gana” es una respuesta frecuente. Estos actos impulsivos a menudo son el resultado de un objetivo que tiene un lugar central en el comportamiento de los psicópatas: el logro de satisfacción inmediata, el placer o el alivio a algo que los disgusta. Por lo tanto, los miembros de su familia, los parientes, empleadores y compañeros de trabajo se encuentran con frecuencia preguntándose ¿qué pasó? dejaron el trabajo, rompieron una relación, cambiaron de planes, desvalijaron la casa, hirieron a otras personas, a menudo simplemente por un antojo. Tal como lo dijo el marido de una psicópata que yo estudié “se levantó y dejó la mesa, y esa fue la última vez que la vi por dos meses”

Mal control conductual

Además de ser impulsivos, los psicópatas son altamente reactivos a lo que ellos perciben como indultos o desvalorizaciones. La mayor parte de nosotros tiene poderosos controles inhibitorios sobre nuestra conducta; incluso cuando desearíamos responder agresivamente somos capaces de mantener la calma. En el caso de los psicópatas, estos controles inhibitorios son débiles y ante la menor provocación reaccionan fuertemente. Como resultado los psicópatas son de temperamento corto o “cabezas calientes” y tienden a responder a la frustración, el fracaso, la disciplina y la crítica con violencia súbita, amenazas o abuso verbal. Pero sus explosiones, por extremas que puedan ser, a menudo son de corta duración y rápidamente actúan como si nada hubiera pasado. Por ejemplo, un interno que estaba haciendo la cola para cenar fue accidentalmente empujado por otro interno, rápidamente procedió a golpearlo brutalmente. El atacante después se puso nuevamente en la fila como si nada hubiese pasado. A pesar de que la consecuencia de su acción era el encierro en solitario como castigo por la infracción, su único comentario cuando se le pidió que se explicara fue “estaba enojado, él ocupó mi lugar. Hice lo que tenía que hacer”. A pesar de que los psicópatas reaccionan rápidamente, sus manifestaciones agresivas son “frías”. No tienen el intenso arousal emocional que otras personas experimentan cuando pierden el control.

Necesidad de sentir emociones fuertes

Los psicópatas tienen una necesidad constante y excesiva de sentir excitación. Anhelan vivir rápidamente y siempre al borde del precipicio, donde se encuentra la acción. En múltiples casos esta acción implica romper las reglas. Muchos psicópatas describen “cometer delitos” porque es excitante o les hace sentir adrenalina. Cuando se le preguntó a una psicópata si alguna vez había hecho algo peligroso simplemente por divertirse, respondió: “Si, un montón de cosas. Pero lo que encuentro más excitante es pasar los controles de los aeropuertos con drogas ¡Cuánta adrenalina!”  La otra cara de la moneda es la incapacidad de tolerar la rutina o la monotonía. Los psicópatas se aburren con facilidad y difícilmente se mantendrán por períodos prolongados en actividades que son aburridas, repetitivas o que requieren alta concentración.

Falta de responsabilidad

Las obligaciones y compromisos no tienen ningún valor para los psicópatas. Sus buenas intenciones “nunca te engañaré de nuevo” son promesas escritas en el viento. Historias de grandes créditos, por ejemplo, revelan lo ligeramente que ellos toman deuda, no pagan sus cuentas, además de las promesas vacías de pago de manutención de los hijos. Su rendimiento en el trabajo es errático, con faltas frecuentes, mal uso de los recursos de la compañía, violaciones de las políticas de la compañía y una falta total de confianza en lo que digan. No cumplen los compromisos formales o los implícitos con nadie, ni con las personas, con las organizaciones ni con los principios seguidos. Los psicópatas no se detienen porque sus actos puedan causar dificultades o poner en riesgo a los demás. Un interno de 25 años en nuestro estudio había recibido más de 20 condenas por manejo riesgoso, manejar sin documentos, dejar la escena del accidente, manejar en malas condiciones físicas y negligencia criminal con resultado de muerte. Cuando se le preguntó si continuaría manejando cuando fuese liberado de la cárcel, contestó: “¿Por qué no? Es cierto que manejo rápido, pero lo hago bien. Se requieren dos para que haya un accidente”

Problemas conductuales precoces

La mayor parte de los psicópatas comienzan a mostrar problemas conductuales a una edad muy temprana. Estos problemas pueden incluir el mentir en forma persistente, hacer trampa, robo, iniciar incendios, absentismo escolar, abuso de sustancias, vandalismo y/o inicio precoz de la sexualidad. Debido a que muchos niños exhiben estas conductas en algún momento, o que hay niños que han sido criados en ambientes muy violentos o en familias disfuncionales, es importante hacer énfasis que la historia de tales conductas es más extensa y grave en el caso de los psicópatas que en el caso de los otros niños, incluso cuando se la compara con la de los hermanos y amigos criados en ambientes similares. Un sujeto condenado por fraude nos dijo que de niño le puso una manguera en el cuello a un gato, amarró la otra punta a la parte alta de un poste y hacía girar al gato golpeándolo con una raqueta de tenis. A pesar de que no todos los psicópatas adultos han mostrado este grado de crueldad, virtualmente todos se metieron en una amplia gama de problemas y dificultades de niños.

Conducta antisocial adulta

Los psicópatas consideran las reglas y expectativas de la sociedad como inconvenientes e impedimentos poco razonables para su propia expresión conductual. Formulan sus propias reglas, tanto de niños como de adultos. Muchos de los actos antisociales de los psicópatas llevan a que sean encausados criminalmente con las consecuentes condenas. Incluso en la población delictual, los psicópatas se destacan, en gran parte debido a que las actividades antisociales e ilegales de los psicópatas son más variadas y frecuentes que las de otros criminales. Los psicópatas tienden a no “especializarse” en un tipo particular de delitos, sino que incursionan en todos los tipos delictuales posible. Muchas de las cosas que hacen no son castigadas o pasan desapercibidas porque se encuentran “al borde la ley”. Para ellos, las conductas antisociales pueden consistir en promover acciones bursátiles falsas, prácticas comerciales cuestionables, abuso infantil o intramarital, por ejemplo. Muchos otros hacen cosas que a pesar de no ser necesariamente ilegales son poco éticas, inmorales o dañinas para otros, por ejemplo, ser mujeriego o engañar al cónyuge.

Orígenes

Pensar respecto de la psicopatía nos lleva rápidamente a una pregunta fundamental. ¿Por qué existen este tipo de personas? Lamentablemente, las fuerzas que producen la psicopatía aún son oscuras, una admisión que aquellos que buscan por respuestas encontrarán insatisfactoria. Sin embargo, existen teorías rudimentarias que hablan de la causa de la psicopatía y que vale la pena considerar. En un extremo del espectro están las teorías que ven a los psicópatas como el producto principalmente de factores genéticos o biológicos (biología), mientras que en el otro se encuentran las teorías que plantean que los psicópatas son el resultado exclusivamente de un medio ambiente socialmente alterado (crianza). La posición que yo sostengo es que la psicopatía emerge de un complejo y mal comprendido interjuego entre factores biológicos y fuerzas sociales. Esto se basa en la evidencia de que hay factores genéticos que contribuyen a las bases biológicas del funcionamiento cerebral y la estructura básica de personalidad, que a su vez influye en la forma en que el sujeto responde e interactúa con las experiencias de vida y los ambientes sociales. En efecto, los elementos principales necesarios para el desarrollo de la psicopatía, abarcando una profunda incapacidad para experimentar empatía y el rango completo de las emociones, incluyendo el miedo, son en parte provistos por la naturaleza y posiblemente por alguna influencia biológica desconocida en el momento del desarrollo fetal o del neonato. Como resultado, la capacidad para desarrollar controles internos y consciencia y para realizar las “conexiones” emocionales con los demás se ven reducidas en gran medida.

¿Se puede hacer algo? 

En su búsqueda desesperada por soluciones que tienen las personas atrapadas en una relación destructiva y sin esperanza con un psicópata, a menudo reciben como consejo que dejen de ampararlos y que los manden a terapia. Un supuesto básico de la psicoterapia es que el paciente necesita y desea ayuda para la solución de sus problemas emocionales que son estresantes y dolorosos. La terapia exitosa también requiere que el paciente participe activamente con el terapeuta en la búsqueda de alivio para sus síntomas. En resumen, el paciente debe reconocer que hay un problema y debe desear hacer algo al respecto. Pero acá está el meollo del asunto: los psicópatas no sienten que tengan problemas psicológicos o emocionales, y ellos no ven razón alguna para cambiar su conducta para adecuarse a los estándares de la sociedad con los que no están de acuerdo. Por lo tanto, a pesar de más de un siglo de estudios clínicos y décadas de investigaciones, el misterio de los psicópatas aún permanece. Sin embargo, comparado con otros trastornos mentales mayores, se ha dedicado poca investigación a la psicopatía, aun cuando ellos son responsables por más aflicción y alteraciones sociales que todos los demás trastornos psiquiátricos combinados. De esta manera, en lugar de tratar de recoger las piezas una vez que el daño ha sido hecho, tendría mucho más sentido aumentar nuestros esfuerzos para comprender este trastorno que nos deja perplejos y buscar medios de intervención precoz eficaces. La alternativa es continuar destinando grandes cantidades de recursos en la persecución, encarcelación y supervisión de los psicópatas después que han cometido los crímenes contra la sociedad y continuar ignorando el bienestar y las crisis que sufren sus víctimas. Tenemos que aprender a socializarlos, no a re-socializarlos. Y esto requiere esfuerzos serios e intervenciones precoces. Es imperativo que continuemos en la búsqueda de las claves que producen el trastorno.

Guía de sobrevivencia

Aunque nadie es completamente inmune a las maquinaciones retorcidas de los psicópatas, hay algunas cosas que usted puede hacer para reducir su vulnerabilidad.

Sepa con qué está tratando. Esto suena fácil, pero de hecho puede ser muy difícil. Toda la lectura del mundo no puede inmunizarlo de los devastadores efectos de los psicópatas. Todos, incluso los expertos pueden ser engañados por ellos, estafados y dejados en la más completa perplejidad. Un buen psicópata puede tocar un concierto con las cuerdas de cualquier corazón.

Trate de no ser influenciado por “señales falsas”. No es fácil ir más allá de la sonrisa encantadora, el lenguaje corporal cautivador, la grata conversación típica de los psicópatas, todo esto nos deja ciegos frente a sus reales intenciones. Muchas personas encuentran difícil lidiar con el intenso “estado predatorio” del psicópata. La mirada fija puesta en nosotros es más un preludio a la auto-gratificación y un ejercicio de poder que el simple interés o una comprensión empática.

No use anteojeras. Inicie las nuevas relaciones con sus ojos bien abiertos. Al igual que el resto de nosotros, la mayor parte de los psicópatas, artistas del engaño, y “ladrones de amor” esconden inicialmente su lado oscuro, mostrando lo mejor de sí mismos. Pero pronto empiezan a aparecer grietas en la máscara que usan, pero una vez atrapados en su red será muy difícil escapar financiera y emocionalmente indemne.

Mantenga alta la guardia en situaciones de alto riesgo. Algunas situaciones son especialmente hechas para los psicópatas: bares para solteros, cruceros, aeropuertos en el extranjero, etc. En cada caso la víctima potencial está solitaria, tratando de pasar un buen rato, buscando algo de excitación o compañía y por lo general habrá alguien dispuesto a dársela, por un precio que está oculto. Conózcase a usted mismo. Los psicópatas son diestros en detectar y explotar cruelmente sus puntos débiles. Su mejor defensa es comprender cuáles son esos puntos y estar extremadamente cauteloso si alguien se acerca a ellos.

Desafortunadamente, incluso las mayores precauciones no garantizan que usted esté a salvo de un psicópata. En tal caso, todo lo que usted puede hacer es tratar de ejercer alguna forma de reducción de daño. Esto no es fácil, pero algunas sugerencias pueden ayudar:

  1. Obtenga ayuda profesional: Asegúrese de que el clínico que usted consulta conoce bien la literatura respecto de la psicopatía y tiene experiencia en tratar con psicópatas.
  2. No se culpe usted mismo: Cualesquiera que hayan sido las razones para estar en una relación con un psicópata, es importante que no se culpe por sus actitudes. Los psicópatas juegan con las mismas reglas (las propias) con todo el mundo.
  3. Dese cuenta de quien es la víctima: Los psicópatas a menudo dan la impresión de que son ellos los que están sufriendo y que hay que culpar a sus víctimas por sus sufrimientos. No gaste su simpatía en ellos.
  4. Dese cuenta de que no está solo: La mayor parte de los psicópatas tienen muchas víctimas. Lo único seguro es que el psicópata que le está causando dolor a usted también ha causado dolor a otros. Tenga cuidado con entrar en una lucha de poder. Tenga en cuenta que los psicópatas tienen una fuerte necesidad de tener el control psicológico y físico sobre los demás. Esto no significa que usted no deba defender sus derechos, pero será muy difícil hacerlo sin tener un serio riesgo de sufrir un trauma emocional o físico.
  5. Establezca reglas firmes: A pesar de que las luchas de poder con los psicópatas son riesgosas, usted puede establecer algunas reglas claras, tanto para usted como para el psicópata, de manera de hacer su vida más fácil y comenzar la difícil transición desde ser víctima a ser una persona que cuida de sí misma.
  6. No espere grandes cambios: En gran medida, la personalidad de los psicópatas está “forjada en acero”. Hay muy pocas probabilidades de que usted logre cambios fundamentales y sostenido en la forma en que se ven a sí mismos o a los otros.
  7. Disminuya sus pérdidas. La mayor parte de las víctimas de los psicópatas terminan sintiéndose confundidas y desesperanzadas y convencidas que son ellas las culpables de sus problemas. Mientras más dé más ventaja tomarán sobre usted, recuerde que el psicópata tiene un apetito insaciable de poder y control.
  8. Use grupos de apoyo. Desde el momento que sus sospechas le llevaron a buscar un diagnóstico, ya sabe que está iniciando una larga carrera que estará llena de obstáculos. Asegúrese que tiene todo el apoyo emocional que pueda conseguir.

Traducido por Elizabeth León Mayer