Rasgos Psicopáticos y Regulación Emocional y Agresión

Las personas que tienen más rasgos psicopáticos tienen mayor probabilidad de involucrarse en conductas agresivas que quienes no tienen rasgos psicopáticos ((Porter & Woodworth, 2006). Esta conducta agresiva se puede dividir en dos subcategorías. La primera es la agresión impulsiva que ocurre típicamente cuando el agresor reacciona violentamente en medio de una situación que implica el sentimiento de ira y la ausencia de un objetivo externo. Por otra parte, la agresión premeditada ocurre cuando el agresor se engarza en una conducta violenta a fin de lograr un objetivo externo. Las investigaciones han mostrado una fuerte asociación entre la psicopatía y la agresión premeditada (Woodworth & Porter, 2002). Sin embargo, la relación entre la psicopatía y la agresión impulsiva no es tan clara.

Long, Felton y Lejuez (2014) (Long, Felton, Lilienfeld, & Lejuez, 2014) buscaron profundizar la comprensión de las asociaciones entre rasgos psicopáticos y la agresión impulsiva y premeditada. También examinaron la probable influencia de la capacidad para regular las propias emociones sobre esta relación. El estudio se realizó con una muestra de sujetos que se encontraban en un centro de tratamiento de adicciones cuyos rasgos psicopáticos fueron evaluados por medio del Inventario para la evaluación de la Personalidad Psicopática (PPI) (Lilienfeld & Andrews, 1996). Una vez evaluados, se entregó a los participantes dos cuestionarios autoinformados. El primero fue la escala de Agresión Impulsiva y Premeditada (IPAS; (Stanford et al., 2003)) que fue usada para evaluar su conducta agresiva, y el segundo fue la Escala de Dificultades en la Regulación de las Emociones (DERS; (Gratz & Roemer, 2004)) que se usó para evaluar la capacidad de regular las emociones.

Los investigadores han informado de diferentes resultados en el caso de las tres subescalas del PPI. Encontraron que aquellos que puntuaban alto en Dominio Temerario (es decir, temeridad, carencia de miedo e inmunidad al estrés) también tendían a implicarse más en agresión del tipo premeditada, pero no encontraron asociación con este rasgo y la agresividad impulsiva. Aquellos que puntuaban alto en Impulsividad Auto-Centrada (es decir, la capacidad de externalizar la culpa y aprovecharse de los demás) tendían a involucrarse más a menudo que los demás tanto en agresión premeditada como impulsiva. Es interesante observar que las puntuaciones en Frialdad Emocional (vale decir, falta de empatía) no se relacionó con ninguno de los tipos de agresión. En referencia a la regulación emocional, los investigadores observaron que aquellos con puntuaciones elevadas en Dominio Temerario y Frialdad Emocional regulaban mejor sus emociones. Los investigadores observaron que esta capacidad de regular las emociones puede ser protectora contra la agresión impulsiva. Por la otra parte, aquellos que puntuaban alto en Impulsividad Auto-Centrada podrían tener mayores dificultades con la regulación emocional. Los investigadores proponen que estos sujetos se engarzan más fácilmente en la agresión impulsiva como consecuencia de esta falta de regulación emocional.

Los científicos sugieren que las intervenciones orientadas a la reducción de la agresión pueden beneficiarse de un enfoque que apunte a la regulación emocional, puesto que esta habilidad lograría reducir la agresión impulsiva. En forma adicional, este estudio sostiene que ciertos rasgos psicopáticos (por ejemplo Dominio Temerario e Impulsividad Auto-Centrada) se asocian con un aumento en la agresión premeditada. Comprender las asociaciones entre los rasgos psicopáticos ayudará al diseño de intervenciones que permitan reducir la agresión entre estos sujetos.

Long, K., Felton, J. W., Lilienfeld, S. O., & Lejuez, C. W. (2014). The role of emotion regulation in the relations between psychopathy factors and impulsive and premeditated aggression. Personality Disorders: Theory, Research, and Treatment, 5(4), 390-396. doi: 10.1037/per0000085

También citados

Gratz, K. L., & Roemer, L. (2004). Multidimensional assessment of emotion regulation and dysregulation: Development, factor structure, and initial validation of the difficulties in emotion regulation scale. Journal of Psychopathology and Behavioural Assessment, 26, 41-54. doi: 10.1023/B:JOBA.0000007455.08539.94

Lilienfeld, S. O., & Andrews, B. P. (1996). Development and preliminary validation of a self-report measure of psychopathic personality traits in noncriminal population. Journal of Personality Assessment, 66, 488-524. doi: 10.1207/s15327752jpa6603_3

Porter, S., & Woodworth, M. (2006). Psychopathy and aggression. In C. J. Patrick (Ed.), Handbook of psychopathy (pp. 481-494). New York, NY: Guildford.

Stanford, M. S., Houston, R. J., Mathias, C. W., Villemarette-Pittman, N. R., Helfritz, L. E., & Conklin, S. M. (2003). Characterizing aggressive behavior. Assessment, 10, 183-190. doi: 10.1177/1073191103010002009

Woodworth, M., & Porter, S. (2002). In cold blood: Characteristics of criminal homicides as a function of psychopathy. Journal of Abnormal Psychology, 111, 436-445. doi: 10.1037/0021-843X.111.3.436

 

Escrito por Ellen Tansony y el Comité de Investigación

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